El hormigón tiene la capacidad para absorber CO2 del ambiente, transformándose en un verdadero “sumidero” de las emisiones, como ha sido reconocido recientemente por el IPCC. De acuerdo con estudios realizados, el cemento reabsorbió cerca de 4,5 gigatoneladas de carbono en los últimos 100 años, lo que supone una compensación del 43% de las emisiones de CO2.