Coprocesamiento, un elemento central de la sostenibilidad de la industria cementera en Europa

En tiempos en los que los fenómenos asociados al cambio climático demandan respuestas concretas, la industria del cemento está mostrando que la innovación y la sostenibilidad pueden ir de la mano. El coprocesamiento, una práctica que se establece a paso firme en Europa, se transforma en un ejemplo de cómo los sectores tradicionales pueden reinventarse y convertirse en aliados de la economía circular.

El concepto es sencillo pero poderoso: aprovechar residuos y desechos, desde neumáticos usados hasta plásticos no reciclables, como fuente de energía y materia prima en la producción de cemento. Así, lo que antes terminaba en vertederos o incineradoras, ahora se transforma en parte del proceso industrial, sustituyendo combustibles fósiles y reduciendo la presión sobre los recursos naturales.

Las cifras hablan por sí mismas. Más del 50% de la energía térmica utilizada en la producción de clínker en Europa ya proviene de residuos y biomasa. Esto ha permitido evitar la emisión de 23 millones de toneladas de CO2 cada año y ahorrar casi ocho millones de toneladas de carbón. Además, cerca del 5% de las materias primas empleadas en la fabricación de cemento son materiales reciclados o cenizas derivadas de estos combustibles alternativos.

Pero el impacto va más allá de los números. El coprocesamiento reduce la dependencia de combustibles fósiles, disminuye la cantidad de residuos enviados a vertederos y minimiza la necesidad de invertir en nuevas infraestructuras de gestión de residuos. Es, en definitiva, una solución eficiente que sitúa a la industria cementera en el corazón de la economía circular.

Sin embargo, para que este modelo alcance su máximo potencial, es imprescindible que los marcos regulatorios reconozcan y fomenten el valor del coprocesamiento como forma de reciclaje material y energético. La experiencia europea demuestra que no existen barreras técnicas insalvables para aumentar la tasa de sustitución de combustibles hasta el 60% en los próximos años. Lo que falta, en muchos casos, es voluntad política y una visión estratégica que entienda la gestión de residuos como una oportunidad, no como un problema.

En un mundo que busca soluciones sostenibles, el coprocesamiento es una lección de pragmatismo y creatividad. Es hora de que otras regiones, incluidas América Latina y el sur global, miren hacia este modelo y lo adapten a sus realidades. Porque el cemento, ese material que ha construido nuestras ciudades, puede también ser el cimiento de un futuro más limpio y circular.